“Uno cree que nunca
podrá aceptar sin miedo la idea de la muerte. Cuando aún somos jóvenes, la
vemos tan lejana, tan remota en el tiempo, que su misma distancia la hace
inaceptable. Luego ya, a medida que los años van pasando, es justamente lo
contrario –su mayor cercanía- la que nos llena de temor y nos impide en todo
instante mirarla cara a cara. Pero, en cualquiera de los casos, el miedo es siempre
el mismo: miedo a la iniquidad, miedo a la destrucción, miedo al frío infinito
que el olvido comporta”.
Julio
Llamazares de su novela ‘LA LLUVIA AMARILLA’
(1988)
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