SALOBREÑA
Arriba, las
almenas;
abajo, las
callejas.
Desde tus
cuatro torres
puede ver el
poeta
discurrir la
vida tranquila
por toda la
vega.
Escribirte un
homenaje
no sale a
cuenta;
son tantas
admiraciones
las que ya
conoces,
que cualquier
estrofa nueva
se queda en
poca cosa,
sabe a rancia
y añeja.
Mejor será
dejarte en paz,
sentarme bajo
tu sombra
y disfrutarte
toda entera,
así, como la
chiquilla saborea,
cada verano,
la brisa cuando
la tarde llega.
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