martes, 20 de mayo de 2014

NOTA DE RECHAZO NÚMERO OCHO MIL MILLONES
     Demasiadas notas de rechazo. Cincuenta y seis editoriales en esta ciudad y cincuenta y siete notas de rechazo encima de este escritorio sobre el que todo lo he hecho, desde traer al mundo a varias docenas de hijos bastardos hasta morir, resucitar y volver a morir. Demasiadas notas de rechazo..., demasiadas para no abrir otra botella de vino y convertirme en el penúltimo escritor proscrito del panteón de los grandes, castos, nobles e inmaculados creadores de tendencias ideológicas.
     Que le den por el culo al primer marqués de Vargas Llosa y su puñetera obsesión con incluir vergas en todos sus escritos. Que le den a la autocensura que amenaza con echarme encima sus garras. Que le den a las posibilidades, a las combinaciones taoístas y a la providencia no divina. Que le den a la cautela y a la precaución. Que les den a todos los tarados seguidores de William Faulkner. Supongo que jamás llegaré a tener ninguna segunda edición, puede que ni otra primera, pero prefiero seguir en el lado más húmedo y oscuro del arte que en la sinrazón del escribiente, que no escritor, o en la trágica vanagloria en que de vez en cuando incurren aquellos que son adulados durante demasiado tiempo. Que les den a los grandes gurús y a sus chulos, que le den a todas las notas de rechazo del mundo.

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