AHORA QUE NO ESTOY (pt.03/18)
Cuando yo nací el muro aún estaba en pie.
El muro de Berlín... A pesar de su complejidad, a veces la historia puede ser
perfectamente resumida a través de la mirada de un niño.
Al término de la Segunda Guerra Mundial,
los diferentes países aliados se encontraron con un problema de difícil
solución: ¿a quién conceder la tutela temporal de Alemania ahora que Hitler
había caído, por fin?
Por una parte Rusia fue la primera en
entrar en Berlín, por el este, pero casi simultáneamente, los países aliados
habían hecho lo propio por el oeste de la ciudad. La discusión estaba servida,
y el resultado... El domingo 13 de agosto de 1961, comienza la construcción del
muro de Berlín.
El muro de Berlín: ciento cincuenta y cinco
kilómetros de hormigón y odio; no en vano las dos nuevas Alemanias personifican
a la perfección el antagonismo entre el capitalismo occidental y el comunismo
oriental. Familias separadas, esperanzas perdidas en un choque con múltiples
heridos por colisión -en el mejor de los casos frontal-; muerte y silencio, tal
vez sólo a un lado, quizá en ambos.
Cuando nací Europa ya hablaba de unidad, de
unificación, pero el muro seguía ahí. Yo crecí en un país que quería aliarse
con otro país que no conocía la unidad entre hermanos. Yo nací en el extremo de
una de las dos Europas que soñaban con ser una sola.
Por supuesto, la historia no es tan simple
como en este momento puede parecerlo.
El 9 de noviembre de 1989, jueves, el que
fue durante décadas conocido como 'el talón de acero', cayó. Durante 3 días las
celebraciones se extendieron por todo el país, llegando incluso a las distintas
naciones que pronto serían hermanas de la nueva y reunificada Alemania. Por
primera vez en casi 30 años, padres e hijos pudieron abrazarse sin sentir a sus
espaldas el frío de las balas precipitándose sobre ellos. Ocho meses más tarde,
Roger Waters reproduciría un espectáculo ya conocido, añejo, y no por ello
menos adecuado para la ocasión. La visión de 'The Wall' se había hecho
realidad.
Los años que vinieron después nos dejaron
una Alemania resurgida, cual Ave Fénix, fuerte, colosal, orgullosa, grandiosa,
poderosa, conciliadora. Una Alemania llamada a ser eje primordial de la Europa
más grande -y más germánica, de paso- desde tiempos de Carlos V -I de España-. Pero
esa, es otra historia.
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