jueves, 14 de mayo de 2015

AHORA QUE NO ESTOY (pt.03/18)
     Cuando yo nací el muro aún estaba en pie. El muro de Berlín... A pesar de su complejidad, a veces la historia puede ser perfectamente resumida a través de la mirada de un niño.
     Al término de la Segunda Guerra Mundial, los diferentes países aliados se encontraron con un problema de difícil solución: ¿a quién conceder la tutela temporal de Alemania ahora que Hitler había caído, por fin?
     Por una parte Rusia fue la primera en entrar en Berlín, por el este, pero casi simultáneamente, los países aliados habían hecho lo propio por el oeste de la ciudad. La discusión estaba servida, y el resultado... El domingo 13 de agosto de 1961, comienza la construcción del muro de Berlín.
     El muro de Berlín: ciento cincuenta y cinco kilómetros de hormigón y odio; no en vano las dos nuevas Alemanias personifican a la perfección el antagonismo entre el capitalismo occidental y el comunismo oriental. Familias separadas, esperanzas perdidas en un choque con múltiples heridos por colisión -en el mejor de los casos frontal-; muerte y silencio, tal vez sólo a un lado, quizá en ambos.
     Cuando nací Europa ya hablaba de unidad, de unificación, pero el muro seguía ahí. Yo crecí en un país que quería aliarse con otro país que no conocía la unidad entre hermanos. Yo nací en el extremo de una de las dos Europas que soñaban con ser una sola.
     Por supuesto, la historia no es tan simple como en este momento puede parecerlo.
     El 9 de noviembre de 1989, jueves, el que fue durante décadas conocido como 'el talón de acero', cayó. Durante 3 días las celebraciones se extendieron por todo el país, llegando incluso a las distintas naciones que pronto serían hermanas de la nueva y reunificada Alemania. Por primera vez en casi 30 años, padres e hijos pudieron abrazarse sin sentir a sus espaldas el frío de las balas precipitándose sobre ellos. Ocho meses más tarde, Roger Waters reproduciría un espectáculo ya conocido, añejo, y no por ello menos adecuado para la ocasión. La visión de 'The Wall' se había hecho realidad.
     Los años que vinieron después nos dejaron una Alemania resurgida, cual Ave Fénix, fuerte, colosal, orgullosa, grandiosa, poderosa, conciliadora. Una Alemania llamada a ser eje primordial de la Europa más grande -y más germánica, de paso- desde tiempos de Carlos V -I de España-. Pero esa, es otra historia.

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