jueves, 25 de junio de 2015

AHORA QUE NO ESTOY (pt.09/18)
     Divisiones extremas 'in extremis'; catalogación brutal de un género -ya sabéis, para mí, nunca raza-, el humano.
     Y es que, así les ha gustado siempre a las grandes mentes pensantes comenzar sus más altas conclusiones -reducciones en mi opinión- acerca de la humanidad; ya se sabe, existen dos clases de hombres...
     Así y aquí, es cómo y dónde comienza la prácticamente omnipresente demagogia del clasismo no basado en la descarada distinción entre clases sociales, algo tan poco correcto políticamente, sino -¡divina sutileza!- en la toma de decisiones partiendo de una disyuntiva inicial -da igual cual sea- y camino de algún tipo de meta -que por supuesto jamás será común-.
     Existen pues, según estos lumbrerillas de turno, tipos (hombres) de todo tipo (índole), para todos los gustos además, según las distintas situaciones o encrucijadas en que se vean. Así podemos encontrarnos con soñadores en vela y buscadores de objetivos o estrellas, elegantes señores que se afeitan a diario o alegres jovencillos que por tercer día consecutivo olvidan rasurarse sus ralas barbas, amantes y novios, fajadores y fajados, hombres de acción, hombres de palabra, hombres silenciosos, hombres callados y tipos que disparan por la espalda. Algunos, incluso venderían a su madre por un trago más. Clichés y más clichés.
     Puede que en ocasiones, según sea el caso y dicte la necesidad, alguno de ellos encajé o sea aceptable, válido incluso, pero al final son los sentimientos los que cuentan. Sentimientos comunes, aplastantes en su lógica; contra eso, nadie puede luchar.
     Clint lo dejó bastante claro en una de sus películas, 'Cazador blanco, corazón negro': “aunque te den una paliza soberana, si peleas, te sientes a gusto por hacerlo”. Esa es la comunión de la que hablo, y en esa comunión, queridos míos, no existen dos tipos de hombres.
***
     Tal vez por eso me gusta tanto escandalizar y soy eso que los niños más o menos buenos llaman transgresor. Tal vez por eso no soy capaz de quedarme callado tan a menudo. No sé, tal vez por eso hace tiempo que decidí dejar de usar reloj.
     No, no existen dos tipos de hombres, ni tres, ni cuatro, ni setenta y ocho; sólo existen los hombres. Tú, yo, aquel del fondo y el de más allá, el de la derecha. Todos hombres, cada uno con su propio nombre, cada cual con su propia historia y un universo de posibles aún por concretar; por muy predecibles que podamos llegar a ser, no nos privemos a nosotros mismos de la maravilla de la incertidumbre.

1 comentario:

  1. Dos verdades imperecederas:
    El Hombre y la Elección.
    Siempre hay una elección que tomar en todos los aspectos de la vida y el Hombre estará siempre de por medio.

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