jueves, 23 de julio de 2015

AHORA QUE NO ESTOY (pt.13/18)
     Un par de bolígrafos y un bloc de notas: el precio de mi salud.
     Estoy sentado en la sala de espera de la consulta pública -ojo, que he dicho pública- de mi médico de cabecera. Y observo... Ahí llegan las elegantes hienas de la medicina, los comerciantes del fármaco recientemente aprobado por ley; reiré todas tus gracias sobre hipocondríacos con gripe en noviembre mientras tú, a cambio, sólo me oigas y no me escuches -no mucho, no del todo-, te daré un par de bolígrafos azules y un bloc de notas, sí, de los nuevos, esos tan chulos, a cambio de que me ayudes a acercarme un poquito más a mi objetivo comercial para este mes que se me acaba mañana o pasado.
     Sé de lo hablo, he trabajado en ello. Mis conclusiones después de varios años sonriendo sin muchas ganas a un montón de, generalmente y con escasas salvedades, imbéciles: muy pocas cosas quedan en este mundo que, incluso sin estar en venta, no tengan precio.
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     Subasta pública de concesión a particulares para explotación por... ¡cincuenta años! Me hace temblar. Y pienso: ¿quién cuidará de los niños pequeños y temblorosos cuando llegue el frío?
     Adiós, preciosos parques colmados de majestuosos y fértiles árboles bajo los que sentarse a descansar un día cualquiera de mayo -el mes de La Virgen, el mes de las flores-. Hola, triste y gris cemento que, como la enésima secuela patética de una película de serie B, se amontona sobre más triste y gris cemento.
     Palabra clave para el oportuno triunfo individual dedicándose al duro oficio de la política urbanística: 'recalificación'.
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     Con que gusto escupiría sobre todos vosotros.
     Nadie quiere hacerse cargo de la prostitución; ¿legalizar, regular? No, por Dios. Y mientras, ni un solo ayuntamiento sin, al menos, una preciosa puta que sonría desdentada.
     Así que, sí, me encantaría escupiros en vuestras caras de rata a todos vosotros -o tal vez, a todos ellos-.
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     Cada día me da menos miedo decir lo que pienso; ¡adiós censura! Adiós maldita y abominable censura.
     Mientras tanto, por si aún no os habíais dado cuenta, ahí va la otra gran revelación que me ha sido confiada: una generación de -sin ningún pudor, por favor- MENTIROSOS nacidos de la lucha contra las verdades a medias, dan sentido y definición a un nuevo término, el de lo 'políticamente correcto'.
     Larga vida a la idea de prisma, como algo a través de lo que observar y ver distintas cosas.
     A estas alturas, ¿a alguien le extraña que me deleite con la idea de ver mi saliva salir disparada de mi boca hacia determinados rostros?
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     En fin, es hora de... ¡vaya! -me encanta esta interjección-, al fin mi nombre suena a través de los altavoces de megafonía de la consulta. Mi médico de cabecera me ha llamado.

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