jueves, 13 de agosto de 2015

AHORA QUE NO ESTOY (pt.16/18)
     Estaba abrillantando el portal de una de las comunidades que han tenido a bien contratar mis servicios para el mantenimiento de las mismas -vamos, que soy 'el de la limpieza'-, cuando oí a mi espalda un leve crujido de zapatos que hizo que me girase.
     -Hola
     -Hola; no te preocupes, puedes pisar.
     El muchacho, un veinteañero con síndrome de down -no he dicho que lo sufra ni que lo padezca, ojo, simplemente con síndrome de down- se ha percatado de que intento no pisar la zona donde estoy aplicando una mano de cera y, supongo, no está seguro de poder pisar el lugar en que ahora están sus zapatos negros de cordones, sin molestar o interferir en mi trabajo.
     -No te preocupes hombre... -insisto-, puedes pisar.
     -Gracias. ¡Hasta luego!
     -Hasta ahora.
     Apenas un minuto más tarde, el ascensor en que el muchacho acaba de subir hasta su planta, en compañía de una caja de cartón en la que guardo un par de botes de cera, está de nuevo en el portal. El chico, lo ha enviado de vuelta.
     Y ya no hay más que decir.

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