MAÑANA
Mañana no será otro día. A pesar de que
unos seis billones y pico de personas en todo el mundo se empeñen en el
autoengaño, mañana no será otro día, lleno de promesas nuevas y posibles por
cumplir; mañana no verá la luz una colección de oportunidades recién horneadas
cuya materialización esté prácticamente garantizada. No.
Mañana el despertador volverá a sonar, el
agua caliente volverá a acabarse, volverás a desayunar a toda prisa, llegarás
tarde una vez más, volverás a discutir con algún imbécil y tendrás que morderte
la lengua, otra vez, con otro par de idiotas. Comerás, beberás, reirás por
chistes sin gracia y tendrás ganas de... llorar o matar o matarte; todo como
hoy, todo como ayer.
El tiempo condenado a la repetición hasta
que explotes, hasta que revientes y, extenuado, alces la vista hacia algún
semejante tan cansado como tú, e implores piedad: sé humano, acaba conmigo por
Dios.
* *
*
Mañana no será otro día; mañana será el mismo
día que ha sido, es y será desde el comienzo de la sociedad moderna y hasta el
fin de la misma. No pretendo redactar un manifiesto sindical, proletario o
socialista; al diablo los líderes sindicales, al diablo los comunistas, los
socialistas, los fachas, los progres, los represores y los demócratas. Al
diablo todo aquel que necesite escudarse en unas siglas o protegerse tras un
logo para sentirse realizado como miembro de un rebaño que cumple a la
perfección con el papel que se le ha asignado. Lo que yo quiero es el despertar
del hombre como individuo. Esto no quiere decir que proponga el individualismo
como camino a seguir sin desvíos de ningún tipo; lo que quiero cuando hablo del
individuo despierto es llamar la atención individual sobre los intereses de la
sociedad a la que pertenece dicho individuo. Todos y cada uno de ellos, de
nosotros. Sólo desde el individuo consciente podemos llegar a la sociedad
solidaria, luchadora, justa, equilibrada, equitativa, plena.
Basta con que un eslabón se quiebre para
romper la más férrea de las cadenas. Así sucede también con la repetición de
los ciclos, con los patrones asimilados e interiorizados; basta con que un hombre
rompa, con decisión, su rutina para que la rueda deje de girar y la sociedad
entera sienta un pequeño sobresalto que, quién sabe, tal vez pueda tener
consecuencias de magnitudes titánicas.
* *
*
Soy siete veces más fuerte que tú, muy veloz, y NO siempre estoy de buen humor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario